Adolfo Vienrich y sus “Fábulas Quechuas”

Dentro del universo infantil el género más usado y aprovechado por su uso pedagógico ha sido la fábula. Estas narraciones, que aprovechan la antropomorfización de animales (los hace similares a los humanos no solo en habla sino también en virtudes y defectos), han sido cultivadas de forma insigne por la cultura griega con Esopo como el fabulista por antonomasia, pero de hecho como género ha existido en varias culturas e incluso con esquemas narrativos similares donde lo único que cambia es el animal-personaje que responde a la geografía de donde surge la historia.

Una de estas culturas ha sido la peruana y no con autores cultos, sino con una manifestación autóctona y primigenia que transmitió sus valores y visión del mundo a través de estos breves relatos con mucha imaginación y picardía.

Uno de los “recolectores” de estas fábulas fue Adolfo Vienrich (1867-1908), docente, periodista y político, quien nació en Tarma y ejerció sus actividades tanto en su tierra natal como en Lima. Un intelectual que nunca tuvo nada que envidiar a los académicos limeños y que incluso recibió elogios de Ricardo Palma. Su trabajo trataba de revalorar la cultura andina y su literatura, lamentablemente murió joven y muchos de sus proyectos quedaron truncos. Para mayores detalles de la vida del autor un interesante artículo biográfico ha sido escrito por Gonzalo Espino en el blog “La alforja de Chuque”.

Para rcuperar el valor de su trabajo, en CyP queremos centrarnos en la excelente edición bilingüe de su obra “Fábulas quechuas” publicada en la Colección de Cultura Andina por Rikchay Perú en coedición con el Instituto de  Apoyo, reimpreso en 1992. El prólogo de Víctor Soracel resalta en detalle lo ya dicho anteriormente sobre el autor, y esta edición también es acompañada por el ensayo sobre las fábulas de Vienrich. Él da una explicación poética y muy rica sobre el cómo pudieron surgir:

Del estudio de los animales, de la certidumbre que poseen una alma como nosotros, se ha debido pasar fácilmente a la evidencia de que estaban dotados también de lenguaje. Ciertas especies de aves lo indican sin necesidad de esa inducción. Las huachuas, las perdices, las cuculi, los chihuacos, los queullas, los huegocho, las vicuñas, venados, etc. viven en bandadas. ¿De dónde les vendría esa necesidad de sociedad, ese instinto de sociabilidad, si no tuvieran el don de entenderse? ¿No veían al Ñahuinpuri (camina con los ojos), el vicuña macho, el jefe, el guía, adelantarse siempre y dar la voz de alerta para prevenirles del peligro a los de la manada? Esta sola cuestión nos dispensa emitir los demás razonamientos que pudieran alegarse.

He aquí pues, como el dogma de la transmigración de las almas ha llevado a los hombres a la atención, al interés por los animales, hasta conducirlos a la creencia de la posesión de lenguaje. De aquí no hay sino un paso a la invención de la fábula, es decir, a la idea de hacer hablar a esos seres para convertirlos en preceptores de los humanos. (Vienrich 1992, 28)

 

Una observación que revela la observación y postura de Vienrich ante el mundo del ande, donde halla un hombre atento y filósofo que nada tiene que envidiar a los griegos en cuanto a reflexión y que con fantasía y arte traslada su cosmovisión a relatos.

Más allá de la moral incaica o de la enseñanza clara y a veces brusca de las fábulas que Vienrich compiló, debemos valorar el  trabajo de este autor que se preocupó por mostrar aquel valor que el racismo imperante (tanto en su época como en la nuestra) o la agresiva campaña mediática de las grandes editoriales ocultan en obras cada vez más ajenas a lo propio. Nos referimos a la cultura andina que va más allá de un Macchu Picchu, la cultura valiosa del ande no está grabada solo en piedra  sino también en los relatos orales que circulan la sabiduría de nuestro pueblo.

El libro “Fábulas quechuas” lo pueden encontrar en PDF en este enlace aunque es la versión que Venezuela publicó (¿por qué aquí nosotros no la reeditamos y la ponemos en nuestros planes lectores?).

Finalizamos con una fábula del libro:

Preguntaba una zorra a la huachua por qué sus hijuelos tienen las patitas coloradas. Y ésta le contesta:

—Sabrás que acostumbro a ponerlos sobre las brazas y por eso el fuego se las enrojece.

Así lo hizo la zorra, quien deseaba para sus hijos patitas encarnadas, pero los infelices cachorritos sucumbieron sin dejar más recuerdo que sus cenizas. Encolerizada la zorra, buscaba a la malvada huachua; pero ésta que la vio venir, puso a las espaldas sus polluelos y de un vuelo cayó al otro lado del río.

Así la huachua se libró de la zorra poniendo el río por medio, mientras ésta buscaba un paso, en la imposibilidad de vadearlo.

Esto nos enseña que debe uno estar satisfecho con aquello que la naturaleza le otorga.

4 Responses to "Adolfo Vienrich y sus “Fábulas Quechuas”"

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  2. Leonardo Lavado Mayorca   9 Abril, 2013 at 12:57

    Adolfo Vienrich nos enseña que la sabiduría está en todas partes.

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  3. victor hurtado   14 Agosto, 2013 at 21:19

    Ls fábulas son interesantes para educar a grandes y chicos. Creo que también deberían hacer un estudio sobre el libro “Fábulas Peruanas” de los hermanos Ataucuri García editada hace 10 años. Lamentablemente se escribe poco de este libro a pesar que fue seleccionada para la biblioteca mundial infantil de la Universidad de Meryland (http://www.childrenslibrary.org/icdl/). Sus fábulas han sido tomadas para estudios por importantes editoriales como Norma, Vinces Vives, el mismo Ministerio de Educación del Perú, además hasta donde sé, son especialistas en este campo ya que han escrito también un interesante libro sobre la importancia de la utilización de las fábulas para la educación de los estudiantes. Una cosa que me llamó la atención es que ellos no son simples recopiladores, sino son autores y recreadores y adaptadores de las casi cincuenta fábulas que contiene este libro.

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  4. Manuel Vejarano Ingar   14 Agosto, 2013 at 21:42

    Muy interesante lo que nos comenta, Víctor. Será motivo para investigar, conseguir el libro y hacer un artículo sobre este género y los autores que referencias, un género que hasta el insigne poeta Mariano Melgar cultivó.

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