Entendiendo el anime para la casa y escuela (I)

ANIME

¿Qué es el anime?
A fin de cuentas, si no es un “simple dibujo animado”, ¿qué es el anime? El anime ha sido un elemento disrruptor en la cultura latinoamericana. Acostumbrados a identificar “dibujos animados” con todo lo que se vea como Disney o Looney Tunes, el dibujo producido en oriente, sobre todo en Japón  (anime), ha sido un elemento muchas veces difícil de digerir y definir. Para empezar, si bien es animación, posee una multitud de géneros que cubren tanto gustos comunes como rarísimos; también posee una calidad pocas veces vistas en producciones occidentales y sus temas más populares o comunes no son ciertamente infantiles.

En esencia, las obras de anime incluyen todo lo que el público occidental está acostumbrado a ver en las películas de acción en vivo –romance, comedia, tragedia, aventura, incluso sondeos psicológicos de una clase rara tratada en el cine o televisión de la cultura de masas occidental de los últimos tiempos. (Napier 2001: 6-7)

En segundo lugar, el uso de las imágenes no es el usado en occidente, en este sentido son más pictocéntricos (el mejor ejemplo es el lenguaje japonés) y por ello el manejo visual es más elaborado. tal como lo señala MacWilliams cuando comenta este mismo aspecto:

Japón es también lo que Susan Sontag se refiere como un “mundo de la imagen”, ya que gran parte de los medios de comunicación japoneses participa en las producción y consumo de imágenes, al mismo tiempo que ellos tienen “extraordinarias facultades para determinar las demandas [de la gente] en la realidad y son ellos mismos substitutos codiciados por experiencia de primera mano…” (2008: 3)

Otra característica del anime es que sus historias son desarrolladas como una sola a través de una serie de episodios, en lugar de episodios autoconclusivos como son los que veíamos de la mano de Hanna Barbera, Warnes Bross., etc. Por norma las series de anime duran un máximo de 6 meses, si es que tienen éxito ya pueden ir por más, tal fue el caso de Dragon Ball, Bleach, Naruto, Inuyasha, etc.

Finalmente, tal vez lo más valioso, la narración manejada en los animes es más trabajada, y muchas veces más del tipo “en primera persona” a diferencia de las producciones norteamericanas a las que estamos acostumbrados. Son más íntimas, introspectivas y detalladas y profundizan en las relaciones interpersonales antes que en las grupales. Lo visual enfatiza y concretiza estas formas de narrar: en estas producciones se maneja lo que Chatman denomina “alargamiento”: “…el discurso verbal siempre es más lento cuando comunica lo que ha acontecido en la mente de un personaje, en especial las percepciones e ideas repentinas” (Chatman 1990: 77). Este recurso es uno de los que caracteriza al anime (sobre todo juvenil) como tal, de ahí que la empatía que se forma es grande entre los televidentes y los personajes, a más presencia del espacio íntimo más comprensión del personaje, se le conoce más. El ejemplo típico es la pelota de la serie Supercampeones (sobre jugadores de fútbol) que demoraba 2 episodios para llegar de un lado a otro de la cancha cuando los jugadores recordaban algo de sus vidas al dar el pase o tiro. Esta perspectiva ya ha sido aprovechada incluso en el cómic, la popular saga juvenil Crepúsculo ya tiene una versión manga

Este estilo de narrar bebe mucho del cine,  no sólo a nivel de la acción sino que el juego de planos es más rica y trabajada en el anime que en otros dibujos. Como el anime y sus autores son conscientes de esto la mejora narrativa se da como un desarrollo natural; es tal como lo refiere Jean-Claude Carrière hablando del cine:

[…] cómo una técnica ha generado su lenguaje específico y cómo el lenguaje, a su vez, ha obligado a la técnica a desarrollarse, de forma cada vez más apresurada, más atropellada. (Eco y Carrière 2010: 46)

No debe sorprender a un docente o padre que este tipo de producciones sean populares entre sus alumnos o hijos. Es una producción que les exige competencias nuevas que los dibujos norteamericanos no les piden, son más trabajadas tanto en su calidad como en su temática y por ello, como espectadores, se ubican en un rol diferente frente a la historia que les presentan: más compenetrados y empáticos con la historia y personajes, en resumen estamos frente a una ficción de calidad. Los niños encuentran elementos que se les niega en otras producciones: picardía, fantasía realzada por una calidad gráfica impresionante; los jóvenes encuentran mucha acción, mujeres hermosas y voluptuosas y la presencia de la tecnología que actualmente es más del dominio juvenil que de los adultos. Por otro lado, como lo señala Carrière en una conversación con Eco “Usted y yo hemos nacido en un siglo que, por primera vez en la historia, ha inventado nuevos lenguajes. Si hubiéramos mantenido nuestra conversación hace cien años, solo habríamos podido hablar de libros y de teatro” (Eco y Carrière 2010: 43). Es hora de aprender a manejar esos lenguajes.

En la segunda parte de este artículo nos acercaremos más a los temas que presenta el anime para poder aprovecharlos mejor.

Bibliografía:

MacWilliams, Mark W.

2008 Japanese Visual Culture. Explorations in the World of Manga and Anime. New York: M.E. Sharpe.

Napier, Susan J.

2001 Anime. From Akira to Princess Mononoke. New York: Palgrave

Chatman, Seymour

1990 Historia y discurso. La estructura narrativa en la novela y en el cine. Traducción de María Jesús Fernández Prieto. Madrid: Taurus.

Eco, Umberto y Carrière, Jean-Claude

2010 Nadie acabará con los libros. Buenos Aires: Lumen

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